miércoles, 16 de noviembre de 2011

Video de Cuevas del Almanzora

Poeta Álvarez de Sotomayor, hijo de Cuevas


Él dejo dicho: "Es mi deseo que me entierren en horas de madrugada para que no vayan tras de mi cadáver los que me zahirieron y mortificaron sin un alago en la vida, por el solo delito de haber sido el poeta que más ha cantado a la tierra de su cuna"

Una de sus poesías titulada "La priesa", pues tenía la costumbre de escribir para los campesinos:

Diego, Dieguicóo!
¿Pero no contestas?
¡Mía si contestaras!
¡Habrá sinvergüenza!
¡Y anda, q'el chiquito
los pies aligera
por más que le chille
con toícas mis juerzas!
Anda escondutao.
¡Me caso en la grea!
¿Quiés que yo te traya,
quieras u no quieras,
y que a rempujones
te suba a la cueva
u es que mis chillios
tomas a juguesca?
¿No ascuchas la madre?
¿No sientes la nena?
Anda mñas, Dieguico;
más que la pacencia
m'estás escurriendo,
y juro por éstas
que como yo abaje,
vas a andar de priesa.
¡¡Ya t'has recullao!!
¡Mía si te cayeras
que te foán los sesos
rulando a la cieca!
Anda, Descariote.
Toma la verea,
que me tiés la sangre,
de miralte, negra,
¡Ya m'as tropezao!
¡Mía si Dios quisiera
que diás en el aire
más de veinte güeltas!
¡Anda, cachazúo,
y estira esas piernas!
¡Luego quedrás bollo!
Palos que te dieran,
a ver si golabas
más q'una cometa.
-¿No subo p'arriba?
¡Pos vaya una priesa!
Cudiao con tus cosas,
que no tién aspera.
Ya me tiés subío.
A vel qué t'aprieta.
¿Pa qué me querías?
- ¿Mía si te quisiera!
¿Pa qué iba a querelte?
¡¡Pos pa que subieras!!

Lo que había en casa de mis abuelos en los años 40

En los años 40 cuando estaba con mis abuelos en Almería tenía mi abuela de todos estos utensilios y a pesar de lo mal que estaba la vida no nos faltó comida. Mi abuelo tenía animales y verduras en el huerto, además de tierras de donde recogía trigo, cebada, maíz, etc. para nosotros y para los animales. La leche tampoco nos faltó nunca, pues tenía cabras, y con estas también hacían queso.
Mi abuelo nos asaba las castañas en el mes de los santos y también había ciertos dulces, de los cuales no me acuerdo, pues era muy pequeña.
Hamburguesas como la de la foto no había, sí bocadillos. Día si día no pasaba la pescatera a vendernos pescado, pues estábamos cerca de la playa, a 2 km. En verano, mi abuelo enganchaba las mulas al carro e íbamos a la playa. Allí pasé una buena vida que aún añoro, aunque tengo allí mi casa pero soy mayor y ya no puedo vivir allí, por lo que vivo en Ripoll donde tengo mis hijos. Ahora solamente voy un par de meses, en verano.